martes, 8 de mayo de 2012

Los padres en la orientación vocacional.

Es innegable que en toda decisión que toma una persona en su vida, entran en juego diferentes factores que algunas veces ayudan y otras veces limitan. Estos factores que podríamos llamar condicionantes, pueden ser consientes o inconscientes, pero siempre están presentes. En la elección vocacional-profesional hay un factor importantísimo que es la opinión identificación con los padres, o con aquellos que cumplen ese rol, se debe tener presente entonces la injerencia de estos factores en la elección del orientado, así guiarlo para que su decisión sea libre, autónoma y sobre todo personal. En el artículo “El Padre en la Orientación y la Elección de un Adolescente”, podemos observar desde una perspectiva psicoanalítica esta incidencia de los padres en la subjetividad del orientado y por ende en su elección de una profesión. El artículo, que se basa en un estudio de Sigmund Freud sobre el presidente de EE UU. Thomas W. Wilson, pretende mostrar la complejidad de las operaciones subjetivas que intervienen en esta elección y nos dice que “ese `querer ser´, que puede aparecer en un momento de la vida, no surge de la nada, sino que resulta de operaciones de distribución libidinal en su posibilidad con las identificaciones, por lo que puede valorarse una elección según sus efectos en la estructuración psíquica. Se dimensiona, a la vez, lo que ha sido necesario para que la elección llegue a producirse y la función del padre en la misma”. Esto es, en otras palabras, que ninguna elección que el sujeto realice será casual sino que ha llegado a ella gracias a todo el bagaje de relaciones e internalizaciones identificatorias que realizó durante su infancia y a cómo en su estructuración psíquica se hayan distribuido las cargas libidinales. En efecto, ya sea por querer ser igual, o querer ser todo lo contrario a los padres, siempre elegirá en función de esas identificaciones y a sus cargas pulsionales inconscientes. La represión, identificación y sublimación son conceptos que se deben tener en cuenta para poder comprender la elección del sujeto que inevitablemente se encuentra en la disyuntiva entre sus deseos y el Superyó instaurado. Además, si los padres expresan claramente cuáles son sus expectativas, sus hijos podrán tomarlas como propuestas y no como imposiciones. De esto habla el texto de Silvia Veinstein, que enumera las reacciones de los orientados frente a los mandatos internalizados de lo que “tendría que hacerse”:

-Sumisión: donde hay una falta de creatividad ante los proyectos.
-Oposición: que tampoco es una elección autónoma pues depende del mandato, sólo que para hacer lo contrario.
-Ambivalencia: no puede priorizar entre dos elecciones. Ambas son positivas y negativas.
-Desorientación: en este estado más confuso no puede ni siquiera fijar alternativas.
-Disociación: no puede encontrarse a sí mismo, pues se ha fragmentado en su unicidad.
-Simulación: imita la identidad que le resulta más oportuna, sin comprometerse. Por otro lado, si lo vemos desde el punto de vista de los padres mismos, resulta interesante comentar una afirmación de Erich Fromm (“La Soledad del Hombre”, 1970): “A despecho de la gran diferencia que hay entre el pater familiae romano, cuya familia era su propiedad, y este padre moderno de hoy, todavía subsiste la noción de que los hijos vienen al mundo para satisfacer a los padres y compensarlos de las decepciones de sus propias vidas”.
En efecto, nos encontramos con padres que inducen a sus hijos a realizar lo mismo que ellos o lo que ellos no pudieron concretar o también aquello que proporcione mayores beneficios remunerativos guiándose por esta cultura postmoderna en la que vivimos donde hay una primacía del valor económico sobre otros, como el vocacional. Es decir que los hijos cargan con las frustraciones, decepciones, prejuicios, opiniones y expectativas paternas. Por esto, si bien el proceso de orientación tiene como principal destinatario a lo rentado, puede también trabajar con los padres. Esto no quiere decir que va a atender a sus problemáticas personales sino que con los padres se buscará también un espacio de reflexión y orientación para que acompañen a sus hijos en el momento decisivo que atraviesan. En el texto “Padres e hijos en la Orientación Vocacional. Un espacio diferente”, dos licenciadas en psicopedagogía explican su trabajo con padres y expresan: “no sólo reflexionamos acerca de la imagen que ellos tienen de sus hijos en cuanto a forma de ser, personalidad, expectativas, miedos, si no también haciendo un recorrido de las posibilidades de elección que se le dieron a lo largo de su historia vital”.

Estas son algunas de las actitudes que se deben impulsar en los padres:

•Conocer la conducta esperable del momento evolutivo que su hijo atraviesa.

•Aceptar que la sociedad ha experimentado grandes cambios y que no es igual a los tiempos de su adolescencia o juventud.


•Disminuir su propia ansiedad y no enojarse ante las dudas de su hijo, de esta manera no decidirán rápidamente solo para dejarlos conformes.


• Promover en sus hijos una actitud activa, de iniciativa y emprendimiento propio, aceptando su individualidad. El artículo del diario La Nación, dice que
“la elección vocacional es un momento evolutivo muy importante y que debe ser tomado con la tranquilidad y el tiempo necesarios”.
¿El orientador podrá ayudar a minimizar este tiempo? Sencillamente concluimos que el orientador vocacional puede servir de puente entre los padres y los hijos, sabiendo que el foco es el aprendizaje de la elección y no la elección en sí. Con los padres, se puede trabajar sobre el rol particular que tiene en la elección del hijo. Sin duda, el tema central consiste en enseñarle al orientado a bogar racionalmente hacia adentro de sí mismo.

FUENTE:
Psicoblogs.org
Universidad Católica de salta
Lic. en psicología
Orientación vocaciona

Publicado por Laura Palavecino

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